Cólicos del lactante.
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Guía práctica para afrontar los
cólicos del lactante
- Muchos expertos piensan que
puede estar causado por estrés o cansancio
- Los cólicos tienen fecha de
caducidad. Suelen ceder a los tres o cuatro meses
- Ni existen medicamentos ni
preparados herbales que solucionen el problema
- Los especialistas recomiendan
afrontarlo sin estrés y sugieren algunos trucos
Llegan las
siete de la tarde y, sin motivo aparente, su bebé empieza a llorar
desconsoladamente. Usted lo intenta de mil maneras, pero no consigue calmarlo
con ninguna de ellas. Se desespera. Y, de repente, tres horas después, el
llanto desaparece de una forma tan repentina como cuando comenzó. ¿Se ve
reflejado en el caso? ¿A usted también le pasa?
Los llamados
cólicos del lactante traen de cabeza a muchos padres, sobre todo si acaban de tener a su primer bebé. Estos episodios
son, de hecho, un motivo frecuente de consulta médica en las primeras semanas
de vida del recién nacido.
"El
caso típico es el de unos padres que a la 1 de la madrugada no pueden más y se
van a urgencias pensando que a su bebé le pasa algo grave", explica José
María Paricio, pediatra y presidente de la Asociación para la Promoción e
Investigación científica y cultural de la lactancia materna (APILAM). En muchas
ocasiones, añade, " cuando llegan el bebé ya está dormido y los padres
tratan de explicarse pensando que no les vas a creer. En mi caso, yo empiezo
por decirles que sí les creo y les aclaro cómo se comporta un cólico",
subraya.
Para
diagnosticar un cólico del lactante existe lo que se conoce como la regla de
'los 3 de Wessel' en honor al profesor de pediatría estadounidense que
describió por primera vez el fenómeno. Se considera que se da un cólico del
lactante si el llanto:
- Aparece antes del tercer mes de
vida (generalmente no antes de los primeros 15 días)
- Dura tres o más horas al día
(normalmente el inicio es a última hora de la tarde, aunque no siempre es
así)
- Se prolonga durante tres o más
días a la semana.
Debido a los
gases y estiramientos bruscos que a menudo acompañan a los cólicos,
tradicionalmente se ha asociado el problema a molestias intestinales, aunque lo
cierto es que no se conoce a ciencia cierta cuáles son las causas que lo
desencadenan y si al bebé realmente le duele la tripa.
"La
mayoría de expertos piensa que puede estar causado por estrés o cansancio
del lactante en un momento de inmadurez neurológica y fisiológica", apunta
Amalia Arce, pediatra y autora del popular blog 'Diario de una mamá pediatra',
en el que ha tratado el tema en varias entradas.
"El
llanto es la respuesta del bebé a todas las circunstancias que alteran su
fisiología. Llora por hambre, por sueño, cuando necesita consuelo. Y
probablemente también llora por inmadurez", señala.
Lo último
que se está considerando es que se trata, ni más ni menos, de una etapa normal
del desarrollo de los lactantes; de ahí la inefectividad de medidas como
"preparar infusiones calmantes o realizar cambios en la leche",
comenta Paricio.
"Es
importante aclarar que no se trata de una enfermedad", subraya el
pediatra, quien aclara que, pese a lo que a menudo se piensa, sólo en un
pequeñísimo número de casos detrás de este llanto tan definido están otros
problemas, como las alergias.
En este
sentido, Arce apunta que "una buena forma de saber que no hay que buscar
otros diagnósticos es comprobar que el resto del día el niño está
contento, come bien y gana peso de forma correcta".
Tanto Arce
como Paricio han visto en bastantes ocasiones cómo a causa de un cólico los
progenitores desarrollaban cierto "sentimiento de ser malos padres".
"En
estos casos hay que dejarles claro que los cólicos no se deben a nada malo que
estén haciendo", explica. Por otro lado, añade Arce, en general también
consuela bastante saber que el problema tiene una fecha de caducidad.
"Y los cólicos suelen ceder en torno a los tres o cuatro meses".
Mientras
tanto, los padres no van a encontrar solución en medicamentos o preparados
herbales, señalan los pediatras, pero sí pueden utilizar algunos 'trucos'
que, a veces, funcionan.
Lo primero
es estar mentalizado, comprender que los niños lloran porque es su única forma
de expresar sus necesidades y recordar varias veces que al bebé no le ocurre
nada grave. Eso elimina mucha angustia, señalan.
También
puede funcionar un cambio de aires a tiempo. "En ocasiones, los cólicos
ceden de modo brusco con los cambios de escenario, como salir de casa a
la calle o que el bebé sienta el traqueteo del motor del coche", apunta
Paricio.
Según este
especialista, también puede ser útil anticiparse un poco al cólico y coger al
bebé en cuanto empiezan los primeros signos del fenómeno. "Hay que
cogerlos en brazos, no esperar a que se calmen. Hay que cogerlos cuando lloran,
apretarlos suavemente contra el pecho, ver si tienen hambre, ver si
necesitan que se les cambie el pañal o si simplemente necesitan que se les
arrulle y hable despacito o que se les acune", señala.
"Cogerlos
con frecuencia no los malcría, eso es una verdadera tontería. A los bebés les
viene muy bien, y los adultos también se benefician del contacto con un bebé,
porque transmiten mucha ternura y buenas energías", añade.
Por su
parte, Amalia Arce apunta que, en los momentos en que los padres hayan
alcanzado un punto alto de desesperación, también puede ser buena idea pedir
ayuda. "Un llanto constante puede poner muy nervioso. Y los nervios de
alguna manera se transmiten al bebé. Dejar que otros, como abuelos u otros
familiares, compartan ese momento no significa que seamos peores padres",
zanja.
Articulo de: Cristina G. Lucio #Fisioterapiajl #Madrid
Fisioterapia Madrid - Cólicos del lactante
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